Investigadores de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora indagaron sobre las raíces sociales de los prejuicios y cómo éstos repercuten en la maduración de la persona, con el objetivo de generar propuestas para combatirlos.
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El investigador Edgardo Ethezahar indicó: “Tratamos de entender cómo se comporta este fenómeno. Los diferentes tipos de prejuicios son temas poco tratados y descubrimos por qué funcionan como un proceso psicológico. Trabajamos esta teoría desde hace seis años”.
El eje central de la investigación muestra que existen, en general, dos tipos de grupos sociales: Los endo y exo grupos. La presencia de ambos es fundamental porque permiten al sujeto construir una identidad al pertenecer a determinadas categorías. El investigador aclara: “Esto nos define; al ser adoptados por un grupo, dejamos de lado otros. Así se marca la tensión prejuiciosa dentro de la sociedad. Categorizamos para ahorrar gasto cognitivo; construimos estereotipos para poder convivir en sociedad”.
Los prejuicios nacen y se inculcan a través de los diferentes agentes socializadores como la escuela, la familia y el grupo al que se pertenece. Gracias a ellos uno fundamenta creencias, normas o valores. Al hacerlo, la misma categorización da lugar al estereotipo. “Partimos de la base donde es necesario relacionarse con el otro. El prejuicio tiene una trayectoria no necesariamente hostil, que permite determinar el agrupamiento de personas con pensamientos afines” explica Etchezahar, y agrega: “Éstos forman parte de nuestras limitaciones; es cómo nosotros entendemos al mundo con respuestas rápidas y emocionales. La arbitrariedad refleja una generalización inflexible, que no muestra necesariamente nuestra visión como sujeto, sino como parte de un grupo”.
Ejemplo de esto es el papel que juega la noción de piedad, la cual es considerada como una forma de prejuicio socialmente aceptada. Dicho sentimiento muestra cómo los estereotipos con bajo nivel de hostilidad son aceptados gracias al principio de calidez. Éste permite considerar a una embarazada o a un anciano como un sujeto con limitaciones. La respuesta a esto es la empatía o disminución en la necesidad de competencia.
Según el estudio, cuando aumenta el contacto entre grupos enfrentados por estereotipos o prejuicios, éstos tienden a disminuir. Es decir, que al haber más interacción entre las partes las barreras sociales impuestas decrecen. Así se ve que la mezcla de endo y exo grupos es un camino para mostrar la realidad, más allá de la idea preconcebida.
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La investigación, que se realiza desde 2011, muestra la manera en que la sociedad se comporta, naturalizando los diferentes tipos de prejuicios. A partir de allí se pueden generar nuevos estudios psicológicos que permitan orientar acciones concretas para mejorar estos problemas.