Ejemplar de caldén y corte de un tronco, en el que se pueden observar los anillos.
La técnica utilizada por los científicos de las facultades de Ciencias Exactas y Naturales y Agronomía para realizar esta investigación fue la dendrocronología, que consiste en el análisis de las características de los anillos de los troncos de los caldenes para determinar sus edades y los factores ambientales que impactaron en su desarrollo a lo largo de los años. Se tomaron muestras de las zonas de Toay, Telén, Quehué y de la Reserva “Parque Luro” porque representan distintas condiciones ecológicas del caldenal y, además, eran los lugares de paso de las comunidades ranqueles.
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El estudio sugiere que el caldén influye en la cultura de los pampeanos y, a su vez, éstos inciden en su desarrollo. Por eso, los especialistas trabajaron en conjunto con arqueólogos e historiadores, entendiendo que estos árboles son mucho más sensibles al accionar humano (por ejemplo, con el manejo ganadero, los desmontes o los incendios forestales) que a condiciones climáticas desfavorables. El biólogo Esteban Dussart, director del equipo de investigación, indicó a Argentina Investiga: “A nuestro entender, no hay forma de separar lo natural y lo histórico”.
La ingeniera agrónoma Claudia Chirino, quien también participó del análisis, aporta que es fundamental tener en cuenta la historia del ser humano porque eso ha hecho que se modifiquen (o no) las áreas naturales; es una variable que no puede descartarse en esta investigación. Esta mirada les permitió obtener nuevos resultados acerca de la transformación de los bosques nativos. Y uno de ellos consistió en determinar que estos cambios en el caldenal comenzaron en el siglo XVIII debido a las actividades humanas.
A partir de este trabajo de investigación se desprende que, desde los primeros pobladores de la provincia, el caldén forma parte de la vida cotidiana de los pampeanos. Por ello, es necesario que la sociedad entienda que el bienestar humano y el de la naturaleza van de la mano y que es posible generar estrategias que permitan el desarrollo integral de los grupos humanos mientras se busca el desarrollo sustentable de los recursos naturales.
Contribución a la ley de Bosques
La investigación sobre la transformación del caldenal realizada por los investigadores de la UNLPam tiene como propósito contribuir al establecimiento de pautas de manejo para los bosques nativos de La Pampa. Según Dussart, miembro de la cátedra de Ecología II de la Facultad de Exactas y Naturales, este es uno de los principales pasos para difundir la problemática que presenta la conservación de los bosques y lograr una articulación y un diálogo con todas las partes involucradas en ella.
En Argentina, en 2009, se aprobó la ley 26331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, que establece que las provincias deberán realizar el ordenamiento territorial de sus bosques nativos (OTBN) a través de un proceso participativo. Además, categoriza los usos posibles para las tierras boscosas: desde la conservación hasta la posibilidad de transformación para la agricultura, pasando por el uso sustentable del bosque.
Dussart sostiene que en la provincia no se llevó a cabo un proceso participativo y la gente que se involucra es poca. Y agrega: “Antes de comenzar a ejecutar proyectos de ley o legislaciones tendría que haber una ventana de varios años de investigaciones; éstas deberían ser no sólo agrícolas o forestales, sino también incluir aspectos sociales y económicos”. Esto permitiría llevar adelante mecanismos de participación reales y con bases teóricas concretas que lograrían que la ley de Bosques sea una herramienta totalmente adecuada para asegurar la conservación de los bosques nativos de La Pampa.
Más datos sobre esta especie
Los bosques de caldén (Prosopis caldenia Burkart) cubren unas dos millones de hectáreas en la provincia de La Pampa, representando la porción más seca y austral del Espinal. El caldén pertenece a una familia de leguminosas que consiguen conformar bosques en la mayoría de las áreas áridas y semiáridas del continente americano. Los caldenales constituyen las formaciones arbóreas naturales de tierras bajas más australes del mundo, por su excepcional adaptación combinada a las condiciones de suelos arenosos pobres en nutrientes minerales, con clima semiárido y fuertes heladas que caracterizan esta región.
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Estos ecosistemas han sido fuertemente marcados por las actividades socioeconómicas rurales de su territorio, tales como las grandes talas y la introducción masiva del ganado ovino a fines del siglo XIX, el paso a la ganadería de cría bovina a partir de los años 1940-50, y la intensificación del régimen de fuegos a partir de los años noventa. Este último constituye, en este momento, el mayor factor de degradación de estos montes, como agente transformador de estos bosques en los renovales y fachinales impenetrables que hoy dominan el paisaje local.