Nota

Universidad Nacional de Lanús - Departamento de Salud Comunitaria

01 de Junio de 2020 | 7 ′ 32 ′′

Infancias: salud y subjetividad en el contexto del coronavirus

Asistimos a un “tiempo bisagra”, por ello los integrantes del Grupo de Investigación y Trabajo de Niñez, Derechos Humanos y Salud Mental del Departamento de Salud Comunitaria comparten algunas reflexiones para pensar las infancias en la cuarentena. ¿Qué efectos tiene esta coyuntura en las niñas y los niños? ¿Cómo viven, sienten y construyen sentidos en torno a lo que nos está pasando?
Infancias: salud y subjetividad en el contexto del coronavirus

Autoretrato de Ciro (7 años). Se dibujó conectado con sus amigos durante la pandemia

Con la idea de abrir reflexiones y propuestas que contribuyan a hacer más habitable la realidad cambiante que nos toca, este grupo elaboró una guía con preguntas sencillas y formuladas desde la voz de otras/os niñas, niños y adolescentes para conocer sus percepciones sobre lo que está sucediendo. A partir de oír sus sentires-pensares, sin resignar las diferencias, y jerarquizando la dimensión del cuidado, nos brindan disparadores para reflexionar, porque como sostiene este colectivo de investigadores, “metabolizar este momento histórico nos va a permitir construir líneas para pensar el futuro”.

Mis miedos, tus miedos, nuestros miedos: ¿Lobo está?

Cuando se les pregunta a las niñas/os y adolescentes qué está pasando, o las razones por las que no se puede salir, muchas/os de ellas/os responden que es “por el Coronavirus”, sin poder agregar más palabras o explicaciones. En esta primera aproximación, “Coronavirus” deviene en un ente que es todo y/o nada a la vez, una palabra que parecería decir lo suficiente como para no tener (o no poder) añadir algo más. Sin embargo, escuchando un poco más a las/os niñas/os desde sus propias vivencias y cotidianidades aparecen otras expresiones que le dan cierto matiz aterrador, como que “te agarra”; que “es grave”; “te morís”; o “se te muere la abuela”. En virtud de que nos asustamos y angustiamos al escucharlos, queremos rápidamente aliviarlas/os, aliviarnos, brindando más información, datos y explicaciones para derribar esas ideas. Intentemos no sofocar sus miedos y fantasías, no se trata de llenarlas/os de información sino de responder a sus preguntas e inquietudes (ni mucho ni poco, sino en la medida en que pregunten).

Entender y significar de qué se trata el coronavirus, la pandemia, la cuarentena, va a ser absolutamente singular para cada niña/o y/o adolescente. Habrá momentos de miedos, de curiosidades y de preguntas, y de no querer saber más. En el caso de las/os adultas/os se trata de acompañar cada momento de ese proceso con la escucha, con la aseveración de que las/os y nos estamos cuidando, y con la garantía de que ellas/os podrán seguir jugando, ya que el juego es el que hace niñez. Por esa vía ellas/os crean, transforman, elaboran vivencias y situaciones. En el tiempo “de estar jugando”, el riesgo y lo real quedan por fuera. Allí se asegura un lugar de protección desde el cual explorar y hacer sin peligros latentes.

Jaque al lazo social habitual: ¿se rompió el puente?

Muchas/os niñas, niños y adolescentes dicen que no les gusta esta situación porque no pueden estar con sus amigas/os, porque no pueden salir a jugar. Sin duda, el quiebre del lazo social les produce malestar.

Con la escolarización y otros espacios sociales han conquistado lazos por fuera de la familia que les son muy significativos. Por ello siempre quieren salir a hacer lazo y vincularse. ¿Cómo hacen para sostener sus redes sociales en la ausencia, habida cuenta de que afuera hay amenaza, muerte? ¿Sienten la posibilidad de perder esos vínculos para siempre?, ¿Podrán pensarlo?, ¿Podrán decirlo?, ¿Podrán llevarlo al juego?

La pandemia puede resultar traumática (o no) en cada niña/o, pero en tanto situación atípica, amenazante y colectiva, podemos afirmar que el aislamiento impacta sobre los lazos sociales habituales. Les pasa a ellas/os y a nosotras/os, por ello tendamos puentes, promocionemos continuidades frente a las discontinuidades que estamos atravesando.

Un futuro mullidito

Hemos creado una narrativa sobre de la importancia de quedarnos en casa para garantizar el cuidado. Este mensaje se ha transmitido con eficacia y ha sido incorporado en el discurso de nuestras/os niñas, niños y adolescentes. Esto ha sido esencial para que también ellas/os pudieran comprender lo que sucede y brindar un marco de sentido a aquellas medidas de prevención, a las que también deben atenerse.

Pero la función anticipatoria deviene central a nuestro rol como agentes de crianza. Entonces, ¿qué vendrá después de la cuarentena? ¿Cómo prepararlas/los y prepararnos, si cuando alguien sale del hogar o del barrio durante el aislamiento, las/os niñas/os se angustian enormemente ante la exposición al mundo exterior? ¿Cómo pensar nuestra “salida” del distanciamiento social, si el sentido que hemos creado del “afuera” es de peligro, amenaza y contagio?

Deviene imperioso comenzar a interrogarnos acerca de cómo habitaremos el mañana. Cómo iniciar a teñirlo de colores diversos de los que ya lo hemos pintado por necesidad y por urgencia. Por ello es recomendable al conversar con ellas/os acerca de sus inquietudes, hacerlo en un lenguaje adaptado a sus capacidades de comprensión y aprehensión. Y que remarquemos que cuando se levante la cuarentena y podamos salir de nuestras casas, va a ser porque en este acto vamos a seguir estando cuidados. Y que en caso de que alguna/o de la familia se contagie del COVID-19, habrá muchos trabajadores de la salud y lugares especialmente equipados para nuestra protección.

Comunicación y lenguaje comprensible

Pandemia, cuarentena, aislamiento social son palabras que enuncian con seguridad las/os niñas/os y adolescentes. Pero, ¿cómo afecta en su cotidianidad esta situación adversa? ¿Cuáles son las marcas que esta situación dejará en ellas/os? ¿Qué mensajes y recomendaciones, de las que ellas/os se apropian, transmitimos?

Respondamos a sus preguntas, tomemos los recaudos necesarios para ampararlas/os. Utilicemos estrategias de juego, cuentos, etcétera. Escuchar y mirar juntos la información que aparece en los medios y en las redes, y ayudarlos a interpretarlas. Apagar los medios si hay sobre abundancia de noticias. Conversar sobre lo que está sucediendo, pero que esta conversación no sea la única palabra que circula. Hablar también de otras cosas, como por ejemplo qué les gustaría hacer cuando puedan retornar a sus actividades, o qué pudieron hacer durante la cuarentena que antes no podían.

Es esperable el malestar

Las/os niñas/os pueden manifestar su malestar frente a la situación actual de diferentes maneras: dificultades para dormir, mojarse en la cama, dolor de panza o de cabeza, ansiedad, enojos injustificados, introversión, sentirse inseguras/os, no querer estar solas/os o alejadas/os de las figuras adultas de confianza. Estas situaciones son normales y esperables en el contexto. Comprenderlos es fundamental para ayudarlos a procesar estas experiencias traumáticas. Abramos espacios para jugar de manera que puedan procesar mejor lo que les pasa.

Integrantes del Grupo de Investigación y Trabajo de Niñez, Derechos Humanos y Salud Mental (creado en el 2016 en el marco del Doctorado en Salud Mental Comunitaria con sede en el Centro de Salud Mental “Mauricio Goldenberg”): Alejandra Barcala; Laura Poverene; Alejandro Wilner; Carla Micele; Nadia Sánchez; Emilse Moreno; Mariana Heredia; Marcela D’Angelo; Flavia Torricelli; Patricia Vila; Gerardo Prol; Rodolfo Núñez y Eugenia Bianchi.

Producción Periodística:
Valeria Pujol Buch

Responsable Institucional:
Valeria Pujol Buch
Universidad Nacional de Lanús

Secretaría General, Comunicación
cienciaunla@gmail.com
www.unla.edu.ar


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