Invertir en prevención disminuye las pérdidas.
A lo largo de la historia, la ocupación y el uso del territorio hicieron de Santa Fe un escenario de riesgos por crecidas recurrentes de los cursos de agua circundantes, que devinieron en desastres y trajeron aparejadas importantes pérdidas materiales y humanas. Si bien se realizaron obras de infraestructura tendientes a proteger a la ciudad contra las inundaciones, sus condiciones geográficas y su exposición a la amenaza configuran un contexto de riesgo.
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El Sistema Municipal de Gestión de Riesgos busca dar respuestas a partir de la promoción de acciones de prevención y mitigación que apunten a reducir el riesgo de desastre, por inundaciones u otro tipo de eventos. Este sistema se desarrolla desde 2007 en forma conjunta con el Gobierno de la ciudad de Santa Fe y la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Sus fundamentos residen en un paradigma que propone incorporar la gestión de riesgos como política de Estado y la dimensión de análisis en los proyectos de desarrollo para aumentar la sustentabilidad y la seguridad de la sociedad, y de este modo, fomentar la prevención como instancia primaria para reducir los riesgos.
Hacia una cultura de la prevención
“En la medida en que podamos invertir en prevención, el impacto de los desastres y las pérdidas económicas y de vidas siempre serán menores”, afirmó a InfoUniversidades la arquitecta Laura Acquaviva, experta asociada del Bureau de Prevención, Crisis y Recuperación de Naciones Unidas que colabora con el equipo de trabajo de la UNL. Esta premisa es uno de los pilares del nuevo paradigma, que comenzó a vislumbrase en el mundo a partir de los años ‘90 y que sugiere abordar los desastres desde sus causas (condiciones de riesgo) y acciones que apunten a su prevención, en lugar de concentrarse en dar respuestas en una emergencia puntual.
“El enfoque tradicional se aboca a analizar la vulnerabilidad de las estructuras. En cambio, el nuevo paradigma plantea que es necesario descubrir cuáles son los factores que contribuyen a la generación de riesgos. Es decir, cuál es la estructura de la vulnerabilidad”, explicó la especialista. Si bien nuestro país acompañó este proceso de cambio desde el paradigma “reactivo” hacia un enfoque “proactivo” en relación al abordaje de los desastres, aún predomina la tendencia de responder a las emergencias cuando ya se instalaron en la sociedad. Según Acquaviva, “esto ocurre porque siempre resultó más fácil identificar a los actores que intervienen en esos momentos. Sin embargo, esta visión no permite evitar que ocurra lo mismo en un futuro como tampoco reducir los daños o pérdidas en otro evento y aumentar las condiciones de seguridad. Por el contrario, cuando hablamos del riesgo como un problema de desarrollo, estamos involucrando a otros actores y dotando sus acciones de mayor nivel de certidumbre”.
Se trata de un proceso multidimensional que incluye a distintos actores sociales, desde el Estado hasta la sociedad civil y el sector privado. Por lo tanto la especialista señaló que “el gran desafío consiste en incorporar en el imaginario social la responsabilidad de todos los actores ante el riesgo y asegurar mecanismos de coordinación que garanticen un trabajo conjunto. Pero para ello es necesario que la sociedad tenga una visión compartida sobre este tema”.
En la UNL
Los aportes que realiza la Universidad en la implementación del Sistema Municipal de Gestión de Riesgos resultan de un trabajo interdisciplinario entre la FADU, que cuenta con especialistas en planificación urbana y ordenamiento territorial; la FCJS, que realiza contribuciones de orden legal e institucional; y la FICH, que colabora en la identificación y evaluación de amenazas, vulnerabilidades y escenarios de riesgo. En este sentido, comentó la ingeniera Silvia Wolansky, coordinadora del proyecto en la UNL, “la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas ha sido pionera en desarrollar acciones para tratar de instalar esta nueva visión, y por lo tanto hay gente capacitada para coordinar un proceso de este tipo”.
Consultada sobre los logros alcanzados, la docente destacó los avances en la conformación del Comité Municipal de Gestión de Riesgo, es decir, una organización que permitirá gestionar el riesgo de acuerdo al territorio y en base al nuevo paradigma. “Creemos que esto es un hecho. Estamos en la instancia de integración de actores del Gobierno de la provincia, de la Municipalidad y de otras organizaciones no gubernamentales y del ámbito privado para trabajar articuladamente en la consolidación de los nuevos criterios de desarrollo”.
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Además, concluyó Wolansky, “se planificó trasladar este trabajo a los ámbitos de la cultura y la educación, así como organizar actividades para capacitar a quienes tendrían que participar en acciones de respuesta ante situaciones de emergencia”.