El filósofo y escritor Peter Mclaren es un especialista en psicología del aprendizaje y uno de los principales propulsores de la pedagogía crítica en la búsqueda del conocimiento. Reconocido por sus teorías de índole marxista y con influencia de su maestro Paulo Freire, Mclaren señaló que “la pedagogía crítica es parte de un proyecto más amplio, de un movimiento social”.
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“En términos simples, en la escuela el conocimiento tiene que ser pertinente, tiene que tener importancia para poder ser crítico, y tiene que ser crítico para poder ser transformador. Que el conocimiento sea pertinente o importante significa que la experiencia sea elocuente para las personas si la transformamos o si la transferimos a distintos contextos”, sostuvo el profesor y licenciado en Educación en una disertación brindada en la Universidad de Lomas de Zamora.
“Mi mentor y maestro, Paulo Freire, una vez me dijo: ‘Siempre trata de ser simple, pero no simplista. Ser simplista significa dar por sentado que las personas a las que te estás dirigiendo tienen el conocimiento y el bagaje para entender la complejidad de tus conceptos. Entonces, no seas simplista’” sostuvo, ante más de 200 alumnos.
Mediante la utilización de ejemplos escolares y universitarios, Mclaren intentó demostrar la necesidad de una amplitud pedagógica para la generación de un aprendizaje dinámico y participativo: “En una escuela, una docente muy progresista relató una situación acerca de una mujer que entró a un Club Social Portugués y fue violada. La maestra preguntó a sus alumnos: ‘¿Qué les parece este evento tan terrible?’. María, una alumna latina de clase trabajadora, levantó la mano y dijo: ‘Yo me formé en las calles, vivo en las calles, conozco las calles y sé lo que pasa en las calles. Esta mujer es una estúpida que se metió en un Club Social Portugués. Ya se sabe que son lugares peligrosos. Mis amigas y yo nos mantenemos bien lejos de ese tipo de lugares’. La maestra le respondió a María: ‘En este país las mujeres tienen el derecho y la libertad de entrar a los lugares que quieran en cualquier ciudad, en cualquier Estado, en cualquier punto del país en esta época, sin pensar que adonde entren van a ser violadas o les va a pasar algo’. Tenía razón. María se quedó callada. Y se quedó en silencio por el resto del año. Es decir, la maestra se comportó de manera políticamente correcta, pero pedagógicamente fue tonta. La enseñanza tiene que ser pertinente para poder ser crítica, sin silenciar las voces de los alumnos. Tiene que ser crítica para ser transformadora”.
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Maclaren reafirmó su pertenencia a la visión marxista de la construcción social al afirmar que “la pedagogía crítica está para crear un conocimiento universitario fuera de la estructura de valor. Hablo de valor en el sentido que le da Marx en El Capital. La pedagogía crítica es parte de un proyecto más amplio en el camino hacia el socialismo”, finalizó.